• El cáncer de próstata es aquel que se produce en la glándula prostática, que forma parte de los órganos reproductores masculinos y que tiene la función de producir parte del líquido seminal que nutre y transporta los espermatozoides contenidos en el semen.
• La glándula prostática varía su tamaño con la edad. En hombres jóvenes tiene el tamaño y forma de una castaña, pero puede ser más grande en hombres de mayor edad.
• La próstata se ubica rodeando la uretra (conducto que transporta la orina y el semen fuera del cuerpo a través del pene), bajo la vejiga y frente al recto; esta ubicación es la que explica que cuando se ve afectada presente síntomas urinarios y también el que sea posible su palpación diagnóstica a través del tacto rectal.
• El cáncer de próstata es el cáncer mas frecuente (incidencia) en hombres (Globacan, 2015). Tiene una alta frecuencia en hombres mayores de 60 años, pero también en algunos casos afecta a hombres menores de 50.
• Si este cáncer es detectado a tiempo tiene una tiene una alta probabilidad (80%) de que se encuentre localizado dentro de la glándula prostática y por tanto de que el tratamiento tenga un mayor grado de éxito, disminuyendo también la posibilidad de que vuelva a presentarse en otra etapa de vida del paciente.
• Como otros cánceres, el tumor puede desarrollarse por un largo tiempo sin mostrar síntomas. Este silencioso proceso aumenta el riesgo de que el paciente solo acuda al médico oncólogo cuando existen síntomas notorios causados por tumor.
• El diagnóstico tardío aumenta el riesgo de que el tumor ya no se encuentre localizado sino diseminado á otras áreas fuera de la glándula prostática. En estos casos el tratamiento es más complejo y el grado de recuperación menor. Del mismo modo existen casos en el que el tumor se desarrolla rápidamente siendo mas agresivo y de difícil control.
• Los diagnósticos tardíos ocurren debido a diversas razones culturales y sociales. En general los hombres suelen postergar los exámenes preventivos debido a la incomodidad que produce el examen de tacto rectal –justamente clave para el diagnóstico y tratamiento oportuno del cáncer de próstata. Sin embargo, debemos tomar en cuenta de que el diagnóstico tardío influye directamente en el pronóstico del paciente y en el riesgo de muerte y que es esencial el acudir –independiente de la incomodidad– a los exámenes preventivos.
• Lo principal es hacer controles de rutina. Consulte a su médico (urólogo) por un examen físico completo, el cual incluye:
• Examen tacto rectal (TR), que involucra la palpación de la glándula prostática a través del recto, con el fin de evaluar tamaño, consistencia, sensibilidad y posibles alteraciones anatómicas en la glándula. Este examen se realiza en conjunto con la medición de antígeno prostático específico (APE o PSA por sus siglas en inglés). En este examen, se extrae una muestra de sangre del brazo para medir los niveles de glucoproteína. Esta sustancia se produce normalmente en la próstata, sin embargo, un aumento anormal de ella podría ser señal de alerta (infección o cáncer).
• Hombres al cumplir 40 años si es que existen antecedentes familiares directos que hayan padecido cáncer de próstata (padre o hermanos, especialmente si lo tuvieron antes de los 65 años).
• Todo hombre, que presente alguno de los síntomas que indiquen problemas de próstata.
• Todos los hombres, aún sin tener factores de riesgo, entre los 45-50 años.

A partir de los 50 años, el examen preventivo debiera realizarse anualmente, especialmente en los hombres con factores de riesgo y en aquellos que han tenido niveles de antígeno prostático específico mayores a 2,5 ng/mg. Aquellos con niveles menores de riesgo pueden controlarse cada dos años.


En caso de sospechas de una afección a la próstata o un cáncer, el médico solicitará exámenes más específicos:
a) Biopsia prostática: por lo general ambulatorio, que recoge una muestra de células de la próstata, las que son luego analizadas en laboratorio para determinar la presencia de células cancerosas.
b) Ecografía endorectal: se introduce una sonda vía anal para crear una imagen de la glándula prostática, lo que permite evaluarla más a fondo.

Los síntomas más comunes de cáncer de próstata también se producen que afectan a la próstata. En general:


- Flujo débil al orinar.
- Dificultad para comenzar a orinar.
- Orinar con frecuencia.
- Urgencia miccional (necesidad imperiosa de orinar).
- Orinar frecuentemente de noche.
- Interrupción del flujo urinario (detenerse y volver a comenzar).
- Goteo al terminar de orinar.
- Dolor o ardor al orinar.
- Presencia de sangre en la orina (hematuria).
- Dolor en el área pélvica


Otras enfermedades que afectan a la próstata y que pueden dar síntomas como los descritos son:
• Prostatitis: inflamación –bacteriana o no bacteriana- de la próstata. Puede ocurrir a cualquier edad y manifiesta síntomas como ardor al orinar, ganas de orinar con más frecuencia, fiebre y cansancio.
• Hiperplasia benigna de próstata (HBP) o adenoma de próstata (No es cáncer): puede presentarse en hombres a partir de los 50 años como parte del proceso natural de envejecimiento, provocando que aumente el volumen de la próstata. Al igual que el cáncer de próstata, la hiperplasia benigna de próstata también está considerada en las prestaciones GES.

El tipo de tratamiento a seguir depende del grado de avance del tumor y de las características del enfermo (edad, estado general de salud, constitución corporal, potencia sexual, otras enfermedades presentes, decisiones personales del paciente, etc.). Mientras más avanzado se encuentre el cáncer será más necesaria la combinación de tratamientos para lograr mejores resultados.
En general, podemos mencionar:


1. Vigilancia activa o Conducta expectante: consiste en análisis sanguíneos, exámenes de tacto rectal y ocasionalmente biopsias de manera regular para controlar el tumor. Se considera en el caso de hombres de edad avanzada (con menos de 10 años de expectativa de vida), en hombres muy enfermos incapaces de recibir tratamiento o en hombres en los cuales el tumor está en una etapa muy inicial y se espera que crezca lentamente.
2. Extirpación total de la próstata o prostatectomía radical: a través de una cirugía se extrae la glándula prostática, un poco de tejido circundante y algunos ganglios linfáticos. Se considera para el caso de pacientes de riesgo intermedio que no presentan además otras enfermedades graves y con una expectativa de vida mayor a 10 años.
3. Radioterapia: a través de radiación se eliminan las células cancerosas. Generalmente en el caso de pacientes con tumores localizados.
Se puede aplicar radioterapia externa en donde la radiación se administra desde el exterior del cuerpo o braquiterapia, en donde la radiación se administra desde el interior del cuerpo a través de semillas radioactivas que el médico implanta dentro del tejido prostático a través de una aguja que es guiada por imágenes ecográficas.
4. Hormonoterapia: Se busca impedir la producción de testosterona por parte del cuerpo, con lo que se pueden eliminar las células cancerosas o bien lograr una reducción más lenta de ellas. Se emplea en cánceres avanzados e iniciales y puede ser aplicada previo o posterior a la radioterapia o cirugía.
5. Quimioterapia: se utilizan fármacos químicos que se introducen por vía intravenosa, por vía oral (pastillas) o de ambas formas. Se considera para pacientes con cánceres de próstata diseminados a otras zonas distantes del cuerpo o en aquellos pacientes que no responden a la terapia hormonal.
6. Inmunoterapia: se extraen células inmunológicas del paciente para manipularlas genéticamente en laboratorio y luego volver a inoculárselas por vía intravenosa, con lo que se podría detener el avance del cáncer sin generar efectos secundarios. Se ha probado en cánceres avanzados y recurrentes y en pacientes resistentes a la terapia hormonal. Es un tratamiento relativamente nuevo, poco extendido y caro.

• Disminuir el consumo de alimentos ricos en grasas, carnes rojas, embutidos, cecinas y frituras y aumentar el consumo de carnes blancas como el pescado.
• Consumir al menos 2 ½ tazas diarias de alimentos ricos en fibras: frutas, verduras y legumbres.
• Consumir antioxidantes ejemplo el tomate, repollo, brócoli, coliflor y la soya.
• Limitar el consumo de calcio en exceso; de vitamina E y selenio.